La Comisión Europea exige acelerar la igualdad de género en sectores estratégicos. La automoción española, a través de concesionarios, fabricantes y redes de innovación, comienza a dar respuestas concretas al reto de 2025.
El año 2025 arrancó con un mandato claro desde Bruselas: la Estrategia Europea para la Igualdad de Género 2020-2025, que ha guiado la acción de los Estados miembros, entra en su fase final. La Comisión Europea exige que sectores clave de la economía —industria, transporte, energía y, de forma muy particular, automoción— redoblen sus esfuerzos para integrar la igualdad en sus estructuras y cadenas de valor.
El Informe de Progreso sobre Igualdad de Género 2024 de la Comisión señalaba que, a pesar de avances legislativos, la brecha de género en los sectores tecnológicos y de movilidad persiste, con apenas un 22 % de mujeres en puestos directivos en el transporte europeo y menos de un 30 % en actividades de innovación industrial. (Eurostat, Gender statistics 2024)
El espejo español: luces y sombras
España parte de una posición de referencia. El Índice de Igualdad de Género 2024 del EIGE otorgó al país 76,7 puntos sobre 100, situándolo en cuarto lugar de la UE, con un progreso notable en el dominio de “poder” (82 puntos).
Pero, en el ámbito laboral, la fotografía es menos optimista: el informe Mujeres e Innovación 2024 del Ministerio de Ciencia y la FECYT constató que, aunque las mujeres representan ya un 34,4 % del personal de I+D+i, su presencia en áreas vinculadas a movilidad eléctrica, digitalización y automoción sigue siendo residual.
En el terreno del empleo, el Informe del Mercado de Trabajo de las Mujeres 2024 del SEPE muestra que los contratos indefinidos en sectores industriales y de automoción aún están mayoritariamente ocupados por hombres, con las mujeres sobrerrepresentadas en contratos temporales y parciales.
La automoción española se encuentra en plena metamorfosis: electrificación, conectividad, digitalización de concesionarios y transición hacia una movilidad sostenible. Esta revolución tecnológica coincide con la necesidad de romper inercias históricas de desigualdad.
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Fabricantes: integran planes de igualdad obligatorios, potenciando programas de atracción de talento femenino en ingeniería, software y nuevas energías.
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Concesionarios: empiezan a vincular igualdad con rentabilidad, conscientes de que equipos diversos generan entornos más innovadores y una mejor atención al cliente.
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Cadenas de valor: la economía circular y el reciclaje de baterías ofrecen un campo nuevo donde la participación de mujeres investigadoras y técnicas puede crecer.
La clave está en aprovechar la transición energética como palanca de igualdad: cada nueva fábrica, cada planta de baterías, cada proyecto de digitalización debe incluir mujeres desde el inicio.
Buenas prácticas y ejemplos recientes
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Perspectiva de género en movilidad: el monográfico publicado por el Ministerio de Transportes en mayo de 2024 ha permitido por primera vez tener un diagnóstico claro de los patrones de viaje de mujeres y hombres en España. Una herramienta que servirá a ciudades y regiones para diseñar transportes más inclusivos.
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Liderazgo institucional: voces como la de Isabel del Olmo, ingeniera industrial y jefa de Movilidad Sostenible en el IDAE, muestran que la igualdad no es un objetivo abstracto, sino una estrategia que influye directamente en políticas públicas de electrificación y transporte limpio.
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Emprendimiento femenino: aunque solo un 10 % de las startups españolas de 2024 fueron fundadas exclusivamente por mujeres, según el Mapa del Emprendimiento de South Summit, el ecosistema de movilidad eléctrica y software automotriz empieza a contar con ejemplos pioneros de lideresas que fundan proyectos tecnológicos.
El reto de 2025: pasar de los planes a la acción
El reto de la agenda 2025 no está en el diagnóstico, ya conocido, sino en la ejecución:
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Más mujeres en puestos directivos en fabricantes, concesionarios y startups de movilidad.
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Medición de impacto real de los planes de igualdad, con indicadores claros en empleo, formación y liderazgo.
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Programas de formación y reciclaje que permitan a mujeres acceder a los nuevos empleos verdes y digitales del sector.
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Cultura empresarial que entienda la igualdad como un factor de competitividad, no solo de cumplimiento legal.
La igualdad y la sostenibilidad no son caminos paralelos: son la misma carretera. Una automoción que se electrifica pero no se feminiza será una transición incompleta.
Europa marca la meta para 2025: no basta con coches más limpios, hacen falta también empresas más justas y equipos más diversos. Y la automoción española, si logra liderar esa agenda, no solo responderá al reto europeo: se convertirá en motor de un cambio social más amplio.