Nuevos informes sobre emprendimiento e innovación confirman que las empresas fundadas por mujeres no solo ganan peso en el ecosistema español, sino que crecen con más solidez y sostenibilidad. La igualdad, una vez más, demuestra ser también una estrategia de negocio.
El emprendimiento tecnológico en España vive una transformación profunda. Aunque el liderazgo femenino sigue lejos de la paridad, la tendencia es claramente ascendente. Según el Informe GEM España 2024 (Global Entrepreneurship Monitor), las mujeres ya representan el 36 % de las personas que impulsan un nuevo proyecto empresarial en España, la cifra más alta de la última década.
Lo más relevante no es solo su presencia, sino su rendimiento: los proyectos fundados o cofundados por mujeres presentan tasas de supervivencia un 20 % superiores a la media del ecosistema, gracias —según el propio estudio— a una gestión más prudente del riesgo, mayor orientación a la sostenibilidad y una estructura financiera más equilibrada.
Esta evolución sitúa a España entre los países europeos con mejor progresión en emprendimiento femenino tecnológico, junto con Francia y los Países Bajos.
El Informe “Radiografía del talento STEM en España” (Ministerio de Ciencia e Innovación, 2024) subraya que las mujeres son el 34,4 % del personal científico-técnico del país, pero su presencia desciende al terreno empresarial: solo un 18 % de las startups tecnológicas tiene a una mujer como fundadora o cofundadora principal.
Sin embargo, los resultados económicos contradicen el prejuicio de fragilidad: diversos análisis internacionales —como el European Women in VC Report 2025 del Fondo Europeo de Inversiones— muestran que las startups con liderazgo femenino obtienen un 20–25 % más de retorno sobre la inversión en fases de crecimiento.
En España, las conclusiones del Informe sobre Emprendimiento Femenino Innovador 2025 de ENISA y el Ministerio de Industria confirman la tendencia: las startups con liderazgo femenino crecen un 20 % más rápido en facturación y empleo durante sus tres primeros años de vida que la media nacional del sector.
Emprender desde la sostenibilidad
La diferencia, según los expertos, está en el enfoque. Los equipos liderados por mujeres tienden a vincular su modelo de negocio a objetivos de impacto social, ambiental o educativo. De hecho, el 64,5 % de las mujeres emprendedoras en innovación declara que su principal motivación es generar un impacto positivo en la sociedad, frente al 53 % de los hombres, según el Observatorio Mujeres e Innovación – Informe Mujeres e Innovación 2024.
Esta orientación no solo tiene un valor ético: también atrae a inversores institucionales alineados con los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). En 2024, más del 35 % de la inversión de impacto en startups españolas se destinó a empresas con liderazgo femenino, según el Informe SpainCap 2025 – Venture Capital & Private Equity en España.
A pesar de los avances, la brecha de inversión persiste. El Informe “Funding Gap 2024” de la Comisión Europea muestra que las startups fundadas exclusivamente por mujeres captan solo el 13 % del capital riesgo disponible en Europa, mientras que las lideradas por hombres superan el 70 %.
Esa diferencia, sin embargo, empieza a reducirse en España, donde programas públicos como ENISA Emprendedoras Digitales o el Plan España Nación Emprendedora incorporan líneas específicas para fomentar el liderazgo femenino en innovación tecnológica.
El propio informe de ENISA destaca que el acceso al crédito y la confianza inversora mejoran sensiblemente cuando las emprendedoras cuentan con redes de apoyo profesional o mentores del ecosistema.
De la excepción al referente
El cambio ya tiene nombres propios. En España destacan fundadoras como Azucena Hernández, CEO de Eurocybcar, pionera en ciberseguridad de vehículos; María Benjumea, impulsora de South Summit; o Irene Gómez, directora de Telefónica Open Innovation. Sus trayectorias demuestran que el liderazgo femenino no solo aporta diversidad, sino también resultados tangibles y sostenibles.
En palabras de la propia Hernández, “la tecnología necesita más mujeres no por igualdad, sino porque las empresas mixtas son más fuertes y más rentables”.
De los datos al impacto, el mensaje es inequívoco: las startups lideradas por mujeres crecen más, sobreviven más y generan más valor sostenible. Lo que empezó como una cuestión de justicia de género se ha convertido en un argumento económico sólido.
La próxima década consolidará un cambio estructural: cuanto más diverso sea el ecosistema tecnológico, más competitivo será. Las cifras lo confirman; ahora toca acelerar el paso para que la innovación española, como la movilidad, también avance con rostro femenino.


