España alcanza máximos históricos en presencia de mujeres en investigación e innovación. Pero el desafío sigue siendo trasladar ese talento científico y tecnológico al corazón de la automoción, donde la transformación verde y digital necesita más mujeres que nunca.
La ciencia española ha dado un salto cualitativo en igualdad. El informe Científicas en cifras 2025, elaborado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades a través del Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación, confirma que las mujeres representan ya el 43,5 % del personal investigador en España, una proporción récord que sitúa al país por encima de la media europea (41,1 %).
Aún más relevante que el dato bruto es la tendencia: en apenas una década, el número de investigadoras ha crecido un 7 %, mientras que la presencia de hombres se ha mantenido estable. España no solo forma más mujeres científicas, sino que las retiene mejor, gracias a políticas activas de igualdad y conciliación que el informe califica de “efecto palanca” para el talento.
El avance también se nota en los puestos de liderazgo: las mujeres son el 38 % de las investigadoras principales en proyectos financiados por convocatorias nacionales y ocupan el 44 % de los comités de evaluación científica. La ciencia española, por tanto, no solo suma mujeres: las hace visibles en la toma de decisiones.
Innovación con propósito
Pero la historia no termina en los laboratorios. El reto, como recuerda el Informe Mujeres e Innovación 2024, es trasladar este capital humano al sistema productivo.
Según el documento, solo una de cada tres personas que trabaja en innovación en España es mujer (34,4 %), una cifra estable desde hace años y que muestra la resistencia del llamado “techo de transferencia”: las mujeres lideran la ciencia, pero siguen siendo minoría en la innovación aplicada y empresarial.
Las causas son múltiples: menor acceso a financiación, menor presencia en puestos directivos de empresas tecnológicas y un sesgo persistente que asocia la innovación industrial a perfiles masculinos. Sin embargo, las conclusiones del informe también invitan al optimismo: los proyectos liderados por mujeres tienen un 25 % más de orientación hacia la sostenibilidad y la eficiencia energética, dos ejes estratégicos en la transición ecológica y la automoción del futuro.
El sector automotriz es, quizá, el campo donde esta transferencia del conocimiento puede tener un impacto más directo. Electrificación, inteligencia artificial, materiales avanzados y sostenibilidad industrial son áreas donde la investigación y el desarrollo marcan el rumbo de la industria.
La Radiografía del Talento STEM en España 2024 muestra que las mujeres ocupan solo el 18 % de los puestos de I+D+i vinculados a la industria y la tecnología, pero la cifra sube al 27 % en áreas relacionadas con movilidad y energía, donde se concentran los programas de innovación verde.
Es ahí donde el sector automotriz puede jugar un papel clave: atraer y retener talento científico femenino que hoy se forma en universidades y centros públicos, pero no encuentra canales claros para integrarse en la industria. En palabras de la ministra Diana Morant, “cada ingeniera o investigadora que se incorpora a un proyecto industrial acelera la transición tecnológica y mejora la competitividad del país”.
Vocaciones que mueven el futuro
El nexo entre investigación y automoción no es teórico: empieza a materializarse en iniciativas concretas. Empresas vinculadas a la movilidad eléctrica colaboran con universidades en proyectos de baterías sostenibles, software de conducción inteligente o reciclaje de componentes.
Muchas de esas líneas están lideradas por mujeres jóvenes formadas en programas STEM. Desde la ingeniería de materiales hasta la ciberseguridad de vehículos —como la impulsada por Azucena Hernández, CEO de Eurocybcar—, el impacto del talento femenino en la innovación automotriz empieza a ser tangible.
Aun así, el salto no será completo sin reforzar la base: educar en igualdad, visibilizar referentes y facilitar la conciliación. Solo así la ciencia femenina dejará de ser un mérito y se convertirá en una normalidad dentro de la industria.
Las cifras de I+D son algo más que estadísticas: son la materia prima de la transformación industrial. En España, el conocimiento tiene cada vez más voz femenina, y el reto es convertir esa fuerza intelectual en innovación aplicada que impulse sectores estratégicos como la automoción.
La transición ecológica y digital necesita más que baterías, sensores o algoritmos: necesita talento diverso, creativo y comprometido. Y ese talento, hoy, tiene nombre de mujer.
