Pese a haberse incrementado notablemente la matriculación y graduación de mujeres en la educación superior, ellas encuentran más impedimentos que los hombres en el entorno laboral.
Vivimos en un mundo en el que las aulas de las universidades tienen mayor presencia femenina que masculina. Sin embargo, esto no posibilita a las mujeres acceder de una manera más ágil a un puesto de trabajo, sobre todo cuando son de responsabilidad. En las últimas décadas se ha producido un incremento del número de personas con formación superiores a nivel global. Las mujeres no solo han logrado equiparar los niveles de educación de los hombres, sino que han conseguido sobrepasarlos. Esta tendencia creciente primero se manifestó en los países industrializados y, posteriormente, se ha manifestado en países en vías de desarrollo.
El incremento de las cifras ha permitido a las mujeres superar a los hombres en cuanto a nivel de educación superior se entiende, generando incluso una creciente brecha educacional entre ambos géneros.
BARRERAS EN EL ENTORNO LABORAL
Las mujeres componen el 49, 6 % de la población mundial, pero apenas suponen el 38, 7 % de la fuerza laboral, según datos publicados por el Banco Mundial.
Es apremiante mejorar estas cifras, sobre todo, teniendo en cuenta las altas tasas de graduación femeninas mencionadas. De este modo, las mujeres, pese a ser más susceptibles a recibir educación superior que los hombres, tienen menor presencia que éstos a medida que se asciende en la jerarquía de las empresas.
Asimismo, la segregación por género relega a las mujeres a puestos de trabajo, generalmente, más precarios, peor remunerados y con menor prestigio. También se ha de destacar que son el grupo con mayor número de personas con contratos de trabajo de carácter temporal, según indica un informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
EL TECHO DE CRISTAL
La presencia de la mujer en el mundo laboral está en aumento si la comparamos con los datos de hace unos años. Sin embargo, esta tendencia creciente no es tan positiva en los altos cargos. Al escalar en la jerarquía empresarial, las mujeres se enfrentan al techo de cristal. Esta barrera dificulta que la figura femenina alcance cargos de responsabilidad, a pesar de tener la misma cualificación y méritos que puedan tener sus compañeros varones.
De este modo, según el informe Women in Business 2022 de Grant Thornton, se indica que las mujeres solo ocupan el 32 % de los puestos directivos.