Recorrerá la distancia entre Madrid y Lisboa en bicicleta, más de 600 kilómetros, en recuerdo a su hermana fallecida en competición
La copiloto de rallyes María Salvo afrontará un importante reto sobre ruedas: recorrer la distancia entre Madrid y Lisboa en bicicleta. Lo hará en recuerdo de su hermana, también copiloto de rallyes y antigua participante de la copa Suzuki Swift, Laura Salvo, que perdió la vida en la última edición del Rally Vidreiro-Centro de Portugal.
María saldrá de las instalaciones de Suzuki en Madrid el 24 de junio y llegará a la sede de Suzuki Ibérica en Lisboa dos días después, tras más de 600 kilómetros pedaleando. Este desafío no lo hará sola. La también enfermera contará con el apoyo de Suzuki Ibérica y Terratraining, además de otras personas, que le acompañarán en todo momento.
La profesional afronta esta iniciativa con entereza. El año 2020 tenía que ser un muy especial tanto para su hermana como para ella, dado que sus carreras deportivas habían llegado al mismo nivel e iban a disfrutar de lo que más les gustaba juntas. “Con la pandemia creía haber vivido las peores experiencias de mi vida como enfermera. Y el 10 de octubre, en el rally de Vidreiro en Portugal, donde ambas participábamos, mi hermana Laura y su piloto tuvieron un fuerte accidente en el que ella perdió la vida”, relata. A partir de entonces, y tras unos meses muy duros su vida cambió por completo.
Un nuevo reto de superación
A pesar de este duro suceso, María Salvo decidió salir del bucle afrontando un nuevo reto y asegura que de ahí nació este proyecto. “Empecé a pensar en todas aquellas cosas que Laura y yo queríamos hacer cuando tuviésemos más tiempo, cuando acabase las oposiciones de policía…”, explica. Entonces se percató de que podía dar este paso por ambas. Contactó con una compañera de la infancia, triatleta profesional, para que le ayudara con la preparación física para hacer un triatlón. “Aquí estamos a día de hoy, con un proyecto entre manos que no solo se basa en hacer un triatlón, sino en contar una historia de superación en la que el deporte me salvó la vida”.
Apasionada de los rallyes como su hermana, María empezó a correr con 18 años, pese a que sus padres hubieran preferido otra dedicación para ella. “Pero como siempre digo, este es un deporte contagioso y no pudieron evitar que tanto Laura como yo acabásemos siendo copilotos”, indica. Una de las cosas que más le han aportado los rallyes es “el sacrificio y la fuerza de voluntad por conseguir aquello que me propongo”, sentencia. Por ello, no ha dudado en compaginarlo con la enfermería y sacrificar la fiesta y las horas de sueño. “Todo esfuerzo pasa a un segundo plano cuando me pongo el casco”, mantiene.