Según estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, cerrar la brecha de género podría incrementar el PIB mundial en hasta un 26% para 2025.
España ha logrado avances en igualdad de género, pero el progreso ha sido lento y aún queda mucho por hacer. Según un informe de PwC en colaboración con la Asociación ClosinGap, al ritmo actual, el país tardaría casi 4 décadas en alcanzar la paridad de género total. Esta brecha de género en el entorno laboral no solo representa una injusticia social, sino que también tiene un impacto económico significativo.
Para acelerar la igualdad de género, es necesario implementar tres medidas clave:
- Aumentar la formación en igualdad de género dentro de las empresas.
- Fomentar un mayor compromiso social, laboral y político con la igualdad.
- Aprobar nuevas políticas que impulsen la igualdad en todos los niveles.
Estas acciones no solo ayudarán a reducir la brecha de género, sino que también contribuirán a un crecimiento económico más inclusivo y sostenible.
Avanzar en la igualdad de género no es solo una cuestión de justicia social, sino también un imperativo económico y estratégico para el desarrollo sostenible de cualquier país. La brecha de género, especialmente en el ámbito laboral, tiene consecuencias profundas y multifacéticas que afectan tanto a las personas como a las economías en su conjunto.
DESAPROVECHAMIENTO DEL TALENTO
En términos económicos, la desigualdad de género representa una pérdida significativa de potencial. Según estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, cerrar la brecha de género podría incrementar el PIB mundial en hasta un 26% para 2025. En el caso de España, la desigualdad de género en el entorno laboral, como se mencionó, supone un coste anual de 213.000 millones de euros, lo que equivale a casi un 16% del PIB en 2022. Este coste no solo proviene de la pérdida de ingresos y oportunidades para las mujeres, sino también de una menor productividad y un desaprovechamiento del talento disponible en la sociedad.
Asimismo, la brecha de género en el trabajo afecta negativamente a la innovación y la competitividad. Las empresas con mayor diversidad de género tienden a ser más innovadoras, resilientes y capaces de adaptarse a los cambios del mercado. La inclusión de mujeres en roles de liderazgo y en equipos diversos aporta diferentes perspectivas y enfoques que enriquecen la toma de decisiones y fomentan una cultura corporativa más dinámica y efectiva.
Desde una perspectiva social, avanzar en la igualdad de género es crucial para mejorar la calidad de vida de las mujeres y sus familias. La igualdad en el acceso a oportunidades laborales y en la remuneración contribuye a reducir la pobreza, mejorar la educación y la salud, y fortalecer el tejido social. Cuando las mujeres participan plenamente en la economía, los beneficios se extienden a toda la comunidad, promoviendo un crecimiento más inclusivo y equitativo.
No obstante, a pesar de estos beneficios claros, el avance hacia la igualdad de género sigue siendo lento. Las barreras estructurales, como la discriminación, los estereotipos de género y la falta de políticas adecuadas, continúan limitando el acceso de las mujeres a las mismas oportunidades que los hombres. Por ello, es esencial que se tomen medidas concretas y efectivas para cerrar la brecha de género.
