El acceso femenino a profesiones técnicas crece de forma sostenida en España, impulsado por la formación profesional, la digitalización y una mayor visibilidad de referentes en sectores industriales.
Durante años, los empleos técnicos han estado marcadamente dominados por perfiles masculinos. Sin embargo, en la última década se ha producido un cambio paulatino pero firme: cada vez más mujeres se incorporan a profesiones de carácter técnico, especialmente en campos como la electricidad, la mecánica, la automoción, la energía o el mantenimiento industrial.
El acceso femenino a estos sectores se ha visto respaldado por un análisis detallado del Informe Estatal del Mercado de Trabajo de las Mujeres, publicado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). El documento revela que en actividades técnicas profesionales y científicas, las mujeres ya representan más del 40% de la ocupación. En especialidades como la formación profesional de grado medio y superior, su participación ha aumentado hasta representar el 47,5% del total del alumnado.
Claves del crecimiento
Uno de los motores de esta evolución ha sido la progresiva modernización de la oferta educativa y su adaptación a los nuevos perfiles profesionales. La FP actual incorpora itinerarios relacionados con energías renovables, digitalización, robótica y electrónica, sectores en auge donde el atractivo de la empleabilidad ha conseguido captar a más mujeres jóvenes.
Además, programas como la Alianza STEAM por el Talento Femenino del Ministerio de Educación han ayudado a visibilizar el papel de las mujeres en ciencia y tecnología. Esta red de colaboración entre instituciones y empresas tiene como objetivo fomentar vocaciones en niñas y adolescentes mediante actividades divulgativas, recursos docentes y campañas de sensibilización.
Casos que inspiran
No solo los datos, también las historias impulsan el cambio. Desde mujeres que han montado su propio taller mecánico hasta técnicas especializadas en instalaciones industriales, el acceso femenino a estos trabajos no es ya una excepción anecdótica, sino una tendencia creciente.
Empresas tecnológicas, constructoras, talleres y concesionarios empiezan a identificar el valor de incorporar equipos diversos. Estudios como el de McKinsey “Diversity wins” señalan que las empresas con mayor diversidad de género son un 25% más propensas a obtener beneficios superiores a la media de su sector.
Retos pendientes
Pese a la mejora, todavía existen barreras culturales y sesgos en la orientación académica que limitan el acceso femenino a determinadas ramas. La falta de referentes locales en algunos territorios o la escasa presencia de mujeres en puestos de responsabilidad también influyen.
Pero los datos muestran que el camino está abierto. Con iniciativas institucionales, compromiso empresarial y un ecosistema educativo más inclusivo, la presencia femenina en empleos técnicos está dejando de ser una excepción para convertirse en una nueva norma.