La obsesión por la propia imagen, la baja autoestima, los problemas de socialización, los complejos, la soledad no deseada, la depresión y la ansiedad son síntomas y consecuencias de un problema que no deja de aumentar.
Todos los estudios que se han realizado sobre la salud mental en jóvenes y adolescentes coinciden en que ha experimentado un deterioro en los últimos tiempos, y gran parte de ello se atribuye al uso inadecuado de la tecnología.
La obsesión por la propia imagen, la baja autoestima, los problemas de socialización, los complejos, la soledad no deseada, la depresión y la ansiedad son síntomas y consecuencias de un problema que no deja de aumentar.
De acuerdo con un estudio realizado por el Colegio de Médicos de Madrid, el 88 % de los profesionales médicos considera que la salud mental de los jóvenes es la principal preocupación, superando a los problemas de obesidad y enfermedades infecciosas. Además, otro informe de PsiCE revela que el 56 % de los jóvenes se sienten “deprimidos o ansiosos”.
ADICCIÓN A LA PANTALLA
Según la Fundación Anar, el uso de la tecnología y el acceso a las redes sociales están directamente implicados, exacerbando el problema. De hecho, el último estudio del Colegio de Médicos de Madrid concluye que la adicción a la tecnología es la principal razón por la cual se derivan a los menores de 12 años a atención psiquiátrica. Estos hallazgos son respaldados por organizaciones como Proyecto Hombre Madrid, que cuenta con unidades especializadas para tratar a niños y adolescentes que requieren una “desconexión digital”. Los datos revelan por qué el uso en exceso de estas tecnologías puede ser potencialmente peligroso.
En términos de alcance, cerca del 93% de la población española de entre 16 y 24 años utiliza alguna forma de red social. Estas tecnologías crean dependencia. Según la OCU, los adolescentes pasan entre 3 y 4 horas diarias conectados, especialmente en las redes sociales, destacando Instagram y TikTok. Asimismo, resulta llamativo que un 17 % de los jóvenes tenga una segunda cuenta oculta a sus padres, tal y como advierte la OCU. Esto nos lleva a otra conclusión: muchos adolescentes experimentan soledad en el entorno familiar, perciben falta de comprensión y dudas por parte de sus padres, y establecen vínculos de confianza a través de las pantallas.