Nuestro país ocupa la decimoctava posición en paridad de salarios entre hombres y mujeres.
En septiembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Agenda 2030, una iniciativa destinada a fomentar la transformación de la sociedad hacia un enfoque más sostenible y equitativo. Uno de sus objetivos principales, el quinto, se centraba en la eliminación de las desigualdades de género, tanto en términos sociales como económicos.
Ocho años más tarde de haber empezado esta ambiciosa iniciativa global, podemos afirmar que hemos avanzado, aunque no necesariamente a pasos agigantados. Según datos recopilados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y recogidos por El Economista, las mujeres continúan percibiendo salarios un 20 % inferiores a los hombres a nivel mundial, y con el ritmo actual, se estima que se requerirían 132 años para alcanzar la paridad salarial entre ambos géneros.
En este aspecto, nuestro país ha sido pionero en la promoción de los derechos de las mujeres, sirviendo de referencia en cuestiones de igualdad. De hecho, según la Encuesta de Población Activa (EPA), la brecha salarial entre hombres y mujeres ha disminuido del 29,10 % al 20,9 % en un lapso de seis años, abarcando desde 2015 hasta 2021. Este descenso, en particular, se ha producido a partir de 2018, coincidiendo con el aumento gradual del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España, que ha pasado de 735 euros a 1.080 € en un período de cinco años.
DIFERENCIAS ENTRE INFORMES
Según el Global Gender Gap de 2023, los avances en materia de igualdad de género en España siguen siendo insuficientes. De hecho, entre el año pasado y 2023, nuestro país ha descendido un puesto en el ranking mundial, ocupando ahora el decimoctavo lugar. Sorprendentemente, Albania ha superado a España en el ranking, a pesar de que ambos países tienen la misma puntuación. Este índice de igualdad salarial se sitúa en una escala de 0 a 1, y España registra un índice de 0,791, lo que representa un aumento de solo dos milésimas con respecto a 2022, a diferencia de Albania, que ha mejorado en +0,004.
Entonces, ¿por qué el aumento del SMI ha tenido un impacto positivo principalmente en las mujeres? La razón radica en que las mujeres suelen ocupar empleos más precarios y peor remunerados, especialmente entre las generaciones más mayores. Las mujeres tienden a ocupar puestos en ámbitos relacionados con el cuidado y la limpieza, que generalmente están peor remunerados, mientras que tienen una presencia muy limitada en otros campos, como la mecánica.
Por otro lado, ambos estudios revelan que las mujeres de mayor edad son las que enfrentan una brecha salarial más significativa. Según los datos más recientes disponibles (2020), se detecta una diferencia salarial del 15 % entre los salarios de los hombres y las mujeres de 55 a 64 años. Las mujeres pensionistas experimentan aún una mayor disparidad salarial, en parte porque muchas de ellas ni siquiera tuvieron la oportunidad de trabajar.